Chollazo a la vista!!!
A veces soy una “listilla” y creo que lo sé todo. Lo peor de
esto es cuando me vengo abajo y me doy cuenta de que la triste realidad, es que
para nada es cierto.
Así es seguramente como empezaría un libro @betacoqueta, si
quiera escribir su historia de amor-desamor con esta máscara de pestañas de
Rimmel London. Y es que cuando lees los libros de Elisabet Benavent, intuyes
que le gusta más un poti que a un tonto un lápiz. No sé por qué, pero no me
cuesta imaginarla escribiendo algo tan absurdo como esto. No me hagáis mucho
caso, son cosas mías y ya me estoy yendo por los cerros de Úbeda antes de
empezar.
Mi forma de contaros la historia va a ser mucho más
prosaica, pero más próxima a la realidad. Estaba yo en Mercadona cuando me di
cuenta de que tenían unas máscaras moradas de la gama de Kate Moss a 2 €. ¡¡¡2 €!!! Sí ya sabéis, chollazo a la vista y me tiro en plancha
(Confiesa, también te ha pasado). En ese momento ni nos paramos a plantearnos
un segundo porqué están a ese precio. Total ¿para qué nos ha dado la naturaleza
esa cosita que tenemos encima de los hombros?... Cabeza, creo que la llaman.
En mi fuero interno comienza ese proceso de
auto-convencimiento que todas hemos sufrido alguna vez y empiezo a decirme a mí
misma, que la gama de labiales de Kate Moss me gusta mucho, que no tengo
ninguna máscara de color porque todas se me habían ido secando, que si tal y
que si Pascual... Seguro que todas me entendéis sin necesidad de seguir
enumerando esos razonamientos absurdos que a veces nos hacemos a nosotras
mismas, para auto-convencernos de que la compra que vamos a hacer tiene una
motivación real y no atiende a un “siroco” que nos ha “dao” de repente.
Tuve un momento de… no sé si llamarlo lucidez o flaqueza,
cuando vi que el gupillón tenía aquella forma extraña de serpiente en
movimiento, que odio con todas mis fuerzas. Esto se debe a una mala experiencia
que tuve con una máscara de Catrice. Podría añadir que aún lo recuerdo con
dolor, pero sería ponerme en modo DRAMATICO y tampoco fue para tanto ¡Seamos
realistas!
Y ahora viene la parte en la que yo, que a veces soy una listilla de 3 al cuarto, me fijo en el
packaging y veo que la forma exterior de la máscara me recuerda bastante a la
False Lash Effect de Max Factor.
Total, que me monto mi película y pienso para mis
adentros... ¡ESTO LO SOLUCIONO YO AL LLEGAR A CASA! Le cambió el gupillón por
el de la de Max Factor y todo “solucinao”. JA, JA y JA. ¡Que no, que no, QUE NO
ENTRA!... Y yo flipando en colores, pensando para mis adentros, pero si yo
juraría que el packaging era casi igual. ¡Pues va a ser que no!
Empiezo a cagarme en “tó lo que se menea” cuando después de
echar un vistazo al cajoncito donde guardo un montón de gupillones limpios, que
me han sacado de más de un apuro, veo que ninguno me sirve para la dichosita
máscara. ¡¡¡Estupendo, esto mejora por momentos!!!
No pasa nada, me digo a mi misma, igualmente le voy dar una
oportunidad. Me lanzó a probarla una mañana cualquiera. Para mi sorpresa
compruebo que la fórmula no me disgusta del todo y eso que la acabo de abrir.
Con el gupillón, pese a mis reticencias iniciales, tampoco me las apaño tan mal,
pero y el tono morado???
Yo esperaba un toquecito morado que resaltara un poco y quedase
monín, pero no no no no; es una especie de marrón “deslavado???” Total que
entre que el gupillón no me deja pestañones ni de lejos, que además no deja las
pestañas muy oscuras y tampoco les da esa gracia que tienen algunas máscaras de
colores, llega el triste momento en el que me planteo ¿Y ahora que hago con el
chollazo?... ¿En qué momento tuve la genial idea de comprar esto?...
Y ya pongo carita de asquete, cuando digo esto. Tengo que confesar que me entra
la risa floja y me siento algo patética.
Está claro que es poco dinero y aunque mucha gente piensa
que aunque sea poco, es dinero tirado; cosa que no deja de ser cierta, también
es verdad que a veces la jugada nos sale bien y descubrimos un producto
chollazo que nos gusta mucho (¡OS JURO QUE ME HA PASADO, PALABRITA DEL NIÑO
JESUS!)
Pues nada, solo pretendía contaros lo que me pasó el otro
día y de paso echar unas risas reflexionando en voz alta de lo que se le pasa
por la mente a una potiadicta,
cuando ve este tipo de cosas. ¿Sabéis? A
veces es muy sano reírse de una misma.
Sí, ya sé que esta entrada no es algo habitual en el blog,
pero esa era la única pretensión que tenía hoy. Imaginaba a más de una de
vosotras pasando un rato entretenido, leyendo estas líneas con las que se sintiera
identificada y se le escapara alguna sonrisilla interna al reconocerse un poco
en estas sensaciones.
Sé que es algo totalmente diferente a lo que estáis
acostumbradas a leer por aquí y lo cierto es que aunque más de una vez me he
sentido tentada a publicar entradas de este tipo, nunca he encontrado el
momento oportuno. Ha tenido que ser ahora, después de más de un mes sin
publicar nada, simple y llanamente por una falta total de motivación.
Hoy me apetecía hablar con vosotras, porque os echaba un
poco de menos y aunque tengo un montón de productos sobre los que os podría
hablar, lo que realmente me apetecía compartir con vosotros era esto. Me ha
parecido una buena manera de retomar la rutina, aún sin saber si va a ser
realmente así, o sí este post va a ser solo una isla entre lo que un día fue
este blog y lo que dejó de ser para siempre.
Un besazo a todas y hasta siempre.
es una mascara que a mi no me acaba de convencer cuando la pruebo
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